Perros de orejas caídas los más propensos a sufrir de otitis

Los perros de orejas caídas como el labrador, caniche, lhasa apso, basset hound, bichón maltés, cocker spaniel, son razas que por la forma de sus orejas tienden a ser los más propensos a sufrir de otitis.

Estos perros sufren más de otitis que otros por la falta de oxigenación en el pabellón auditivo, en algunos casos por el crecimiento de pelo en el conducto auditivo que acumula la secreción cérea, o por la presencia de humedad. La otitis también puede presentarse por la falta de higiene, ya que un conducto auditivo sucio es un espacio abierto a bacterias, hongos y parásitos.

El interior de la oreja de un perro es normalmente de color rosa, no debe oler mal o tener secreciones oscuras.

Tu perro puede tener otitis si se rasca las mismas más de lo habitual, sacude constantemente la cabeza, siente dolor al tacto, cuando los oídos segregan excesivo cerumen que puede ser color blanco amarillento, marrón oscuro o negro. En este caso el perro también puede tener presencia de cambios de carácter, bien sea de forma agresiva o nervioso, motivado a la molestia de la otitis.

Es importante cuidar a tu perro de que no les entren cuerpos extraños a sus orejas mientras juega en el bosque o jardín, ya que esto puede generar infecciones u otitis.

Cuando un perro se sacude y se rasca las orejas por las molestias producida por la otitis, pueden llegar a provocar un otohematoma, que refiere a acumulaciones de sangre en el pabellón auricular, teniendo en estos casos que intervenir quirúrgicamente. Si solo se vacía su contenido este suele rellenarse pudiendo formar fibrosis.

Otra de las causas que puede desarrollar la otitis en tu mascota es por medio de enfermedades alérgicas, dermatitis atópica, parásitos (ácaros), levaduras, etc.

La otitis en los perros puede ser de dos tipos, la otitis externa que es la más común o la otitis interna o media. Su tratamiento puede ser largo y complejo, y en algunas oportunidades deben realizarse tratamientos preventivos de por vida.

Esther R.

 

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